martes, mayo 29, 2007

UN ENSAYO

Ocurrencias

Tan bellos como Narciso

Si nos ponemos a imaginar cómo piensan los dueños privados actuales o futuros del predio de la Colonia Americana, nos encontraremos con varias sorpresas.

En primer lugar ya estamos a tiempo para dejar de hacer berrinches sociales, políticos o de clase en contra de los ricos por su ignorancia absoluta de lo que es valioso para la comunidad.

Ignorantes lo hemos sido todos (por unas razones o por otras) y no vamos a transferir nuestras pequeñas culpas culturales a los privilegiados, o a los políticos, llamándolos abusivos o corruptos por sistema que se venden por un millón de pesos o por un millón de dólares (lo que caiga primero) para “ayudar al progreso” mercantil de cuanta área verde, cuanta área histórica o cuanta área se les atraviese o esté disponible para su compraventa, arrasándola para transformarla en una llana plaza comercial “moderna” con amplio estacionamiento.

Para empezar, todo eso ha estado funcionando así desde el principio del siglo 21 para la expansión comercial de la ciudad, y nadie había objetado nada como lo está haciendo ahora la ciudadanía por la Colonia Americana.

Esa es una verdad evidente que exhibe, y los interesados la usan para levantar sospechas sobre la honestidad de esta posición y tienen razón.

Tienen razón de sospecharlo y de usarlo para su peculio, como han usado cuanto recurso han tenido para ello, incluyendo la destrucción bárbara que empezaron el día primero de este año y lo que se les ocurra en el futuro inmediato, que les sirva de estrategia para llevar a cabo su plan.

Pero en lo que no tienen razón ni conciencia ni conocimiento es en que todo este levantamiento, lento pero seguro, de la conciencia mochitense no se va a terminar con un acuerdo a medias de ningún tipo entre las autoridades y los particulares que ahora detentan la propiedad del predio de la Colonia Americana.

Los ciudadanos no se va a cansar ni van dejar de dar lata; no va a parar y otras fuerzas interesadas políticas se unirán a la lucha o al cuestionamiento en las próximas elecciones que están ya encima.

Y eso se dará independientemente de si realizan un acuerdo o no, de si destruyen todo el predio o no, de si lo pueden vender o no.

A este movimiento de apertura a la conciencia del propio origen histórico de Los Mochis no lo para nadie con ninguna paca de billetes a ningún funcionario. Esto les saldrá un poquito más caro que eso.

¿Por qué? Tendremos que repetirlo una y mil veces: Porque este predio insignificante por su tamaño, así de pequeño como está, es la mata, es la cuna, es la matriz de la ciudad.

Y eso no se toca porque es lo último que queda vivo de ese origen. Lo demás ya desapareció.

Por tanto significa mucho más de lo que cualquiera de nosotros puede articular y cualquiera de los particulares que lo hayan comprado antes o que lo compren ahora, desea saber.

Podemos pasarnos el resto de nuestras vidas aquí justificando científicamente, históricamente, estéticamente, arquitectónicamente y ecológicamente las razones por las cuáles estamos tan enojados con lo que le hicieron a las casas de la Colonia Americana, y las razones por las que se debe conservar el predio como un todo integrado y no uno o algunos de sus edificios como muestra.

De nada servirán tales razones para el fin que está ahí en nuestro deseo inconsciente colectivo: conservar TODO el predio, sin que se negocie ni un solo metro cuadrado del mismo que lo castraría, lo mutilaría y lo convertiría automáticamente en cualquier otra cosa menos en lo que significa entero. Eso está claro.

El único lenguaje que entienden los particulares y los políticos es el lenguaje del poder, no el de la razón.

Porque el lenguaje de la razón está destinado a ser vencido, una vez escuchado todo, con la ley en la mano.

El único lenguaje que entienden es el del poder.

Y el único momento en el que cualquier ciudadano tiene poder real, es el día en que sale a votar.

Pero antes tiene también cierto poder cuando lo encuestan, cuando le piden su opinión en los medios, cuando le dan la palabra en una reunión.

Y los pequeños poderes juntos de todos los ciudadanos concientes pueden lograr hacer una opinión pública de peso que se puede traducir como intención de voto, como condición previa a los candidatos.

Si los ciudadanos logran hacer saber a los políticos actuales que no tendrán su voto y perderán las elecciones si este ayuntamiento no cumple con su deber de servirle a la gente, en lugar de servirles a los señores propietarios del predio, con claridad y firmeza; entonces serán escuchados.

Si no es así, seguirá siendo el mismo escucharse entre los mismos.
Como verse en el espejo. Tan bellos como Narciso.

FUENTE: www.paginasprodigy.com/jperezrobles

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