lunes, junio 04, 2007

FALTA MUY POCO


Portalito

A la espera del zarpazo final

José Refugio Haro

La retrasada y somnolienta resolución respecto al innegable significado histórico que tiene lo que fue la Colonia Americana de Los Mochis debiera mantener una crispación de nervios en los que verdaderamente se sienten unidos a esta tierra. Entre ellos no se incluye, por supuesto, a Polo Infante, porque ha dado sobradas muestras de que lo histórico y de valor no monetario le importa muy poco. Tal vez porque su paso de la juventud en esta ciudad no le hizo ningún efecto en la piel ni en el corazón. O quizá sea porque a estas alturas tiene valores más fuertes que esas ridiculezas de andar peleando polvos y casas por el solo cariño y agradecimiento a la ciudad que nos regala su entorno mientras vivimos una etapa de nuestras vidas.

Sabemos que los documentalmente propietarios de esas casas que guardan el Mochis de principios del siglo pasado, cuando la gente mayormente usaba huarache y sombrero de palma, no piensan de ninguna forma perder el negocio de seguir vendiendo lo que compraron a precio de ganga y ahora les está redituando lo que ninguna de sus otras empresas ni por asomo les da. Sólo están esperando un descuidito para jugar la suerte suprema de terminar lo que empezaron el amanecer de este año.

Si se consuma la infamia porque finalmente nadie intervenga en serio para evitarlo, en unos años más lo que seguramente existirá donde estuvo la Colonia Americana, en un espacio de no más de 4 metros cuadrados, será tal vez una placa de bronce donde se lea: "Aquí estuvo la Colonia Americana, un conjunto de residencias que albergaron al personal directivo y sus familias, al lado del ingenio azucarero que fue cimiento de esta gran ciudad". Junto a la placa se levantarán transparentes edificios llenos de mercancías modernas, de novedades que harán que los niños abran desmesuradamente los ojos para entender y para expresar su maravilla ante lo inaudito que, sin embargo, está al alcance de la mano, y los adultos, quizá remotamente recuerden que ahí estuvo el testimonio más claro del origen de Los Mochis.

Mientras el Alcalde y los regidores hacen como que nada pasa, satisfechos de lo hecho y de lo que venga, al fin que "ya nos vamos y los que vengan detrás que arreen", se prepara el zarpazo final.

Ya los juniors se preparan para abrirse de capa con los terrenos contiguos a la Toyota y a la más moral de las empresas que construye su nuevo edificio enseguida. Junto a al nuevo centro de entrega del presupuesto familiar, "Caliente", ya hacen planes Mario Zamora Gastélum, Nemesio Artola junior y la Coppel para completar con sus proyectos comerciales la calle de ensueño, el bulevar Rosendo G. Castro, ahí, juntito a las casas semidestruidas de la Colonia Americana.

FUENTE: NOROESTE

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