martes, octubre 09, 2007

UN SÍMBOLO DESTRUIDO


El símbolo de la administración: pura fachada y andamiaje


La realidad: escenografía y escombros

Fotos Arq. Arturo Villaseñor Atwood.

Como bien sabemos, El antiguo Centro Social de Los Mochis era un valioso inmueble de nuestra ciudad. De diferentes autores entre los que destaca Arturo Villaseñor Atwood y Alfredo Borboa, podemos recojer la siguiente información.

Diseñado por Ignacio Ramírez, arquitecto práctico traído de Mazatlán, donde había construido el Banco Occidental, inició los estudios y el proyecto para
construir el centro recreativo adecuado a los requerimientos.

El edificio es de planta rectangular con 32 metros de frente a la calle Álvaro
Obregón, cuya fachada contiene ocho ventanales de madera de pino, las que
en su mayoría son las originales. Hay 26 metros a la calle Ángel Flores, con
superficie total en la planta baja de 832 metros cuadrados y menor que la
planta alta, pues una parte es una terraza descubierta. La esquina es ochavada,
con balaustrada semicircular en la plata alta.

Toda la fachada tiene cornisas
corridas con molduras lisas en los arcos de medio punto y de la plata superior,
con antepechos y balaustrada, y de arco rebajado en la inferior.

Los muros de ladrillo regional tienen un espesor de 40 centímetros,
recubiertos con mezcla de cal y arena. La estructura del entrepiso es metálica,
que fue traída de Estados Unidos, al igual que la madera desflemada de los
tijerales de la techumbre superior y la duela de los pisos. Toda la instalación
eléctrica fue unida con soldadura, no con amarres o entorchados.

La escalera original era de madera, de una sola rampa, con descanso
intermedio y peraltes de 17 centímetros, los cuales eran subidos con lenta
dignidad por los caballeros acompañantes de las bellas damas, cuando asistían
a alguno de los elegantes y especiales festejos. La construcción se inició en
1930, inaugurándose con un elegante baile en 1932.

Después de su glorioso pasado, permaneció los últimos años en el abandono y la indiferencia de la sociedad en general.

Después de muchas propuestas la actual administración decidió tomar este inmueble como botín de la gran guerra destructiva en la ciudad, primero promoviéndolo como Teatro de la Ciudad, proyecto poco sustentado, para después re-plantearlo como Casa de La Cultura, proyecto también sin ninguna definición seria y concreta en cuanto su destino. Para esto se decidió "remodelarlo".

La gran diferencia entre un proceso de restauración integral y una remodelación, consiste en el respeto que se debe tener a la obra arquitectónica en todos sus medios y manifestaciones, materiales, partido arquitectónico.

Existen distintas formas de restaurar un edificio, pudiendo ser posible integrar elementos contemporáneos para contrastar y resaltar la nueva intervención.

Caso muy distinto a este donde se ha faltado al respeto a la historia, a la ética profesional y a todo sentido común. El despojar a un edificio de su interior, de la forma en como se ha hecho con el Centro Social, es un acto absolutamente ignorante y absurdo. No sólamente perdió todo sentido de uso, sino es un claro reflejo del tipo de respuesta que obtiene la ciudadanía de Los Mochis, una mera fachada, cuyo interior es un vacío de contenido y de valores.

FUENTE: +LOS MOCHIS DESTRUIDO

No hay comentarios.: