domingo, diciembre 16, 2007

QUE LA HISTORIA LOS JUZGUE

Portalito

Se salen con la suya Polo y la Azucarera.

José Refugio Haro

Policarpo Infante Fierro es el presidente municipal que pasará a la historia como un probable cómplice de la destrucción de lo que era uno de los monumentos más emblemáticos de la historia de esta joven ciudad que sin embargo ha sufrido las peores agresiones que población alguna haya recibido de parte de miembros de su sociedad y de sus gobernantes.

Después de que en sus dos primeros años de gobierno el alcalde, conocedor por fuerza de la situación existente, no hizo nada por evitar que la empresa del ingenio azucarero de Los Mochis efectuara una madurada intención de hacer polvo las casas de la colonia Azucarera, que eran a querer o no una parte indispensable de la historia de esta región, por fin al empezar este año los codiciosos empresarios se atrevieron (con alientos recibidos de la propia autoridad) a meter los tractores contra los edificios mencionados, y entonces Polo se hizo el indignado.

El teatral berrinche de Polo pronto fue llevado al Cabildo donde los regidores, engañados o entrándole también al negocio, resolvieron puras tonterías retardatarias de una solución que se esperaba valiente y responsable de este gobierno por el que lamentablemente todos luchamos en la etapa previa de elección de candidatos en el 2004, porque creíamos que era el menos malo. ¡Qué equivocados estábamos! Sin saberlo estábamos optando por felonía y rapacidad enmascaradas de ingenuidad .

Por eso más tarde Polo convenció, o se convencieron solos de alguna forma los regidores de que deberían dar a la empresa azucarera el recurso “legal” que necesitaba para cerrar su negocio (o el de todos ellos): demoler las casas para vender los valiosos terrenos. Por eso aprobaron el “cambio de uso de suelo”, igual que hicieron en el primer año de su lamentable administración con un terreno conseguido por el ex alcalde MarioLópez Valdez para que fuera convertido en área verde y recreativa de la ciudad, allá por el bulevar Centenario.

Pero como durante la campaña de este felizmente casi ex acalde de ahora hubo compromisos con algunos interesados empresarios metidos a inversionistas en la política, para pronto hicieron otra reunioncita de Cabildo y también acordaron cambiarle el uso de suelo a aquel terreno, y todo a favor de uno de esos empresarios acreedores de campaña.
Después hubo un tercer perjudicado dentro del gobierno y se hizo una prolongada batalla campal que de alguna manera obligó al alcalde a ponerse de un lado y a echarse una pelea que ha durado tres años con el empresario beneficiado con el cambio de uso de suelo, pero que de todos modos construyó a puros…caprichos su gasolinera.

Ha sido este alcalde un protagonista contumaz en asuntos oscuros, negativos para esta sociedad que lo ha soportado todo, hasta las mentiras cotidianas publicadas gratuitamente o mediante pago en algunos medios.

Pues bien, la destrucción de los monumentos históricos de la colonia Americana está está consumada. La empresa azucarera logra sus objetivos de ganar-ganar destruyendo lo que le estaría vedado si hubiera gobernantes con agallas y honorabilidad, y la autoridad está a punto de irse en el tren de la impunidad que propiciamos todos los ciudadanos anodinos que aplaudimos tres años de mentiras y soslayamos nuestra intervención cuando vimos los abusos del poder empresarial y del gobierno. Primero cuando pulverizaron la Casa Grande donde vivió la familia Johnston, en el corazón del parque Sinaloa.

Luego cuando se autovendieron desde el gobierno una parte de ese mismo parque y ahora lo ocupa un fraccionamiento exclusivo con plaza comercial, que por derecho natural ya pertenecía a la comunidad; y tercero, ahora que han consumado la demolición de las casas de la colonia Americana, de singular arquitectura y representativa de su tiempo, el tiempo en que empezaba a crecer esta ciudad tan huérfana de defensores.

Que le vaya bien, señor presidente. Ojalá que luego le den otros encargos en que esté de por medio salvaguardar los intereses de la sociedad, que para eso no hay quien le gane.

FUENTE: NOROESTE

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