miércoles, diciembre 19, 2007

¿Y AHORA QUÉ SIGUE?

Portalito

Lecciones para aprender

José Refugio Haro

Muchos preguntan ¿Y ahora qué? Después de que llevaron a cabo la final destrucción de las casas de la colonia Americana de Los Mochis, quizá para cerrar un trato antes de que el agonizante gobierno municipal se vaya en medio de trompetillas.

No han faltado los sirvientes, o aspirantes a serlo, de la parte poderosa que se empeñó en demoler aquellas construcciones para poder comercializar los terrenos, que se han ocupado de denostar y burlarse de este servidor y del pequeño grupo que se echó a cuestas la tarea de oponerse a la aniquilación del emblemático contexto de casas y árboles donde, cierto, vivieron los jefes de una empresa extranjera ignominiosa en su trato a los trabajadores, pero que indudablemente formaron parte de la historia inicial de esta ciudad y de la región toda.

Sostenemos que la historia no tiene partido ni criterios morales para juzgar los hechos y objetos representativos de épocas que los pueblos deben conocer y recordar. Es historia y punto. El conocimiento de su pasado hace a los pueblos conscientes de su presente y forja su temple, su paso por sacrificios, amarguras, pero también sus triunfos y momentos placenteros.

Por ahora, sobre las ruinas de la historia reducida a polvo por los depredadores, sobre el tapete por donde caminan rumbo a un pretendido olvido, debe empezar a construirse un futuro en que se prevengan otras concertaciones entre empresarios voraces y descastados con los depredadores y negociadores de la política desde el gobierno. Un futuro en que no se cometan atropellos como el que se comenta y se sigan imponiendo la impunidad; un mañana donde la población aturdida no siga haciendo como que no siente las agresiones y donde parezca que no es importante la destrucción de lo que se debe conservar, ni se venda lo que no puede tener precio.

El gobierno municipal que inicia funciones a partir del primero de enero, visto el lamentable papel de su antecesor, debería iniciar de inmediato la construcción de las bases para impedir esta ley de la selva en que se juntan algunos empresarios con los gobernantes en turno para hacer negocios.

Deberá, por tanto, establecerse, por ejemplo, que las vetustas instalaciones del ingenio azucarero un día tendrán que ser entregadas para proyectos de entornos histórico-culturales a que Los Mochis tiene derecho por haber ambos nacido juntos.
Prevenirse que los gobiernos municipales sigan incurriendo en ese colaboracionismo del agandalle consistente en que los avezados se apropien toda clase de terrenos para acumulación de sus riquezas, o que solapen ilegalidades o irregularidades, como por ejemplo que en este mismo momento el ingenio siga maltratando el pavimento de las calles por las cuales circulan sus camiones cargados de caña, y que, sin embargo, cuando se le insinúa respetar áreas con significado histórico y deben formar parte de la memoria y recreación de los mochitenses, prefieren ayuntarse con las autoridades para eludir sus responsabilidades y concretar negocios.

El objetivo prioritario, no obstante, es hacer de los mochitenses una población doliente, una comunidad que no sea indiferente ante la castración histórica de que la han hecho víctima cuando menos ya en tres ocasiones, con la destrucción de la Casa Grande, la mutilación del parque Sinaloa y la reciente demolición de la colonia Americana.

FUENTE: NOROESTE

1 comentario:

Anónimo dijo...

He leído con mucho interés los comentarios aqui vertidos por diversas personas, entre ellos mi amigo Cucon Haro, con quien me une una amistad de más de 40 años.
Lo que no entiendo es como con más de un año oponiéndose a la destrucción de edificios hitóricos por estar intimamente ligados al arranque de nuestra ciudad,los dueños al final se salieron con la suya.
A ellos, gente forastera, les importan muy poco los sentimientos que afloran en los nativos de esta ciudad,misma que ya está invadida de muchísima gente venida de otros lugares del pais, que les vale un soberano cacahuate el que ya esten destruidos los edificios que una vez fueon vistos hasta con orgullo por los mochitenses.

Igual pasó con los edificios de la SICAE, propiedad de los mismos dueños, también fueron destruidos por los buldozers, pero nadie levantó la voz. Hoy los que vivimos allí durante muchísimos años, nos invade la nostalgial al ver que aquellas casas donde pasamos nuestra infancia,pubertad o juventud, ya no estan más, sólo quedaron escombros o nada.
Dentro de no mucho tiempo, se alzaran allí modernos edificios en los terrenos de la SICAE adonde acudian ejidatarios del norte de Sinaloa a tramitar sus créditos para sembrar el único cultivo que podían sembrar: CAÑA DE AZUCAR. Aquel lugar fue el centro neuralgico de nuestra ciudad, de allí salían los presidentes municipales y los diputados locales y federales, era tal la importancia de la SICAE.

Con el tiempo, el cultivo de la caña ha sido irredituable por no ser ni las tierras ni el clima ideales para el desarrollo de ese cultivo, por lo que dentro de poco,una fuente de trabajo como lo es el ingenio azucarero tenderá a desaparecer, ya que otros cultivos más redituables vendran a reemplazar al que dió nacimiento a esta ciudad de Los Mochis. Seguramente habrá quienes se opongan a la destrucción de las instalaciones del dicho ingenio azucarero;pero tal vez los dueños prefieran el olor de los billetes, que serán en mayor cantidad que los encontrados al chinito "cuello"
que admitir dejarlo en pie para que los mochitenses del mañana señalen las ruinas que queden; como hoy lo hacen orgullosamente los yucatecos cuando ven su castillos de Uxmal y Chichen Itza.
Unos dicen que la ley debe protejer el interés público antes que el privado, pero eso no se lo avisaron a quienes fueon a dar fe pública de la entrega y recepción y de paso de la destrucción de los bienes motivo de esta controversia.
Hoy ya ni llorar es bueno, si se tiraron las torres gemelas,que eran orgullo e icono de U.SA., porque no se iban a tirar las casuchas de la colonia americana, viejas y llenas de ratas.
Cuando viví en la SICAE de niño, atrás de mi casa pasaban dos canales, uno era el #5, y había varias hectareas sembradas de caña, y recuerdo que allí vivian coyotes que aullaban toda la noche, y los niños de entonces, obviamente sentiamos miedo; hoy otro tipo de coyotes hacen su agosto obteniendo pingües ganancias por su intervención en estos negocios inmobiliarios.
Pero muy pronto apareceran en las revistas y periódicos exhibiendo sus logros como lo han hecho hecho ya los ex reyes de México, hoy radicados en GUANAJUATO.

Dentro de unos años el ulular del "pito de la fábrica" sólo será un recuerdo, con el sabíamos que hora era,recuerdo que mi madre me decía, ya duérmete ya pitaron las diez y media de la noche, mientras yo "picado"con el radio,y la oreja muy atenta al programa de Viruta y Capulina, que eran los cómicos del momento.
O bien, escuchando a los tríos románticos aquella canción profética que a la letra díce: "Cuando aparezcan los hilos de plata en tu juventud, como la luna cuando se retrata en un lago azul, entonces alma con alma iremos por el mundo, sin más testigos de nuestro amor que el corazón". Hoy ya estan los hilos de plata cubriendo nuestra sienes y aquellos amores juveniles durmiendo en otros brazos y algunos en el camposanto.
Así es la vida.