¿QUIÉN NO ESTÁ METIDO EN ESTO?

Desde otra perspectiva
Por Arturo Villaseñor

¡Por fin lo soy ya!

No necesitamos la historia. Todo principia conmigo. El título de la nota y casi el nombre de un regidor municipal parece ser la divisa de combate de los servidores públicos enquistados y nombrados por Esteban Valenzuela.

El regidor que por fin es, por lo pronto fue acusado públicamente que, apoyado en su cargo, se apropió de un terreno que ya tiene dueño y con base en sus puros fueros y arreglos con el ahora degradado a director de Obras Públicas construye unos baños sanitarios para lavadero de carros de sus compañeros de cabildo, los mismos que reciben complemento dietético a sus desvelos y esfuerzos disfrazados de pago de renta por sus vehículos, como si fueran taxis puestos al servicio de la comunidad. Y lo que se ha pretendido disimular, disfrazándolo de reestructuración, es la falta de capacidad en el área de Desarrollo Urbano.

Con relación a la degradación o cambio de Secretaría a Dirección de Obras Públicas, que con ajustes se puede decir lo mismo de otras áreas, recibí este comentario de un antiguo servidor público, de los que sí le ponían ganas a la camiseta. El nombre del puesto importa poco (ser Secretario o Director) lo que importa es la función encomendada. Si el responsable de Obras Públicas, deja de tener injerencia en el Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, es un tácito reconocimiento de que le falta capacidad para esa función.

Quizá fuera mejor cambiar al Secretario, que crear otra infraestructura administrativa para cubrir esa función, aunque sea con un nombre de un rango aparentemente inferior. El área de Obras Públicas y Desarrollo Urbano se ha convertido en un sitio de máxima seguridad de acceso restringido, no hay información franca, la dan a cuenta gotas y con rodeos.

A la fecha, no he podido conseguir la relación de los DRO y el domicilio de las obras su cargo, papelería donde firmaron para tramitar la licencia de construcción y el pago de los derechos. ¿Por qué ese sigilo?. Nadie da respuestas, ni siquiera de los datos que obligadamente exige el reglamento de construcción que sean públicos y expuestos en un cartelón fijo y visible en la obra en proceso. ¿A qué viene tal temor, casi pánico?.

Quizá a que el uso del uso autorizado con el documento que firma el vicepresidente del Consejo de Desarrollo Urbano, Gregorio Molina Germán contraviene disposiciones legales. Todo se puede suponer ante la cautela temerosa con la que hacen sus cosas.

El último atentado a la historia del desarrollo urbano lo constituyó la autorización para la destrucción del Hospital de la compañía azucarera, que se había negado en la administración anterior.

Otro funcionario me hizo llegar los siguientes comentarios sobre el punto:

a) Ya existían los documentos de antecedentes de decreto sobre el caso en cuestión de patrimonio histórico, se hizo caso omiso a su inmediato seguimiento, que administrativamente era actualizarlo con las firmas del alcalde y secretario del Ayuntamiento en funciones para mas tardar en la segunda sesión de cabildo hacerlo efectivo para bien del interés público reclamado por la ciudadanía.

b) Simulando no estar enterados de la situación, pasaron 5 meses y en los últimos días del pasado mayo de 2008 se demolieron la casa habitación que habitaba la Sra. Ramos y el inmueble que operó como la sección de camas del Hospital de la Calmsa. ¿Quién firmó la autorización de la demolición y qué bases se dieron para pagar los derechos fiscales?. Sergio Rodríguez que nada de muertito está enterado, o debería estarlo.

c) Este marzo pasado se inicia la construcción de Automotriz Pontiac e invade una calle de servicio citada como condicionante en la carta de uso del suelo emitida el 2005, que uniría Rosendo G. Castro con Varsovia, vialidad proyectada desde el bulevar Centenario cruzando el casco del ingenio azucarero, para funcionar como un par vial y desahogar Gabriel Leyva. Lo anterior consta en el oficio 0157/2005, unas cuatro hojas de dictamen e impacto urbano.

¿Fue adulterado, fue destruido?. Seguramente ignorado, para beneficio de alguien. Polo hizo acuerdos bajo el agua y Sergio y camarilla también.

FUENTE: LA GACETA