sábado, enero 13, 2007

LA TRISTE REALIDAD

Portalito
Casas históricas, drama con un final (in) feliz
José Refugio Haro

En el mundo mágico en que vivimos todavía se encuentra uno actos circenses sorprendentes.
De la vena incansable que tiene el arte de lo insólito en el campo de la política, leíamos que el representante del Instituto Nacional de Antropología e Historia en una de sus esferas técnicas, informaba del plazo que a sí mismos se daban para presentar una valoración del problema suscitado en Los Mochis por la enajenación por partes de lo que fue la colonia Americana y la paulatina demolición de las residencias que ocupó el personal directivo de la Compañía Azucarera durante los primeros años de esta ciudad.

Recuérdese que la desaparición vía bulldozer de las mencionadas casas empezó el año pasado en medio de un mar de mentiras oficiales hasta que el último día de 2006 entraron, como las "reservas Panzer" alemanas, los tractores de la empresa azucarera arrasando subrepticiamente con los últimos vestigios de los edificios que distinguen sobresalientemente una etapa en la vida de Los Mochis.

Desde entonces todo está envuelto en un teatro de vodevil en que el gobierno municipal aporta las vedettes, el ingenio azucarero el escenario y los actores duros, y el público es toda la población mochitense representada mayormente por el círculo de artistas y diletantes de la cultura local, quienes consideraron como su leitmotiv oponer una tozuda resistencia al interés comercial de pasar, como modernos hunos, por encima de la breve historia de este pueblo.

Pues bien, el personaje del INAH declaró en publicación del jueves pasado en este diario que se tomarían el módico plazo de 45 días para sacar un documento que dé argumentos a las partes en conflicto para ponderar el valor histórico o no de las casas en exterminio. He ahí lo mágico de que hablamos. Mientras los motores de los bulldozers rugen ansiosos frente a lo que queda de las casas, los señores del INAH se toman mes y medio para mandar el oxígeno al enfermo que ahora está en terapia intensiva.

Cualquier parecido con el Seguro Social en su situación actual, es pura coincidencia.
Y el teatro del gobierno municipal hace su parte también. Sabiendo que de un plumazo, en media hora o menos, los tractores pueden finiquitar lo que empezaron el 30 de diciembre, Polo y los regidores siguen jugando al parlamento, formando comisiones, dando declaraciones donde dejan patente su indignación por un hecho que está en sus manos evitar desde cuándo, pero también de reproche porque es injusto que la gente los acuse sin reconocer cuánto han hecho por salvar nuestra historia.

Ya tienen la solución salvadora en las manos, salvadora de su propia situación concerniente a compromisos muy comprometedores si las casas finalmente terminan en escombros y en su lugar se levantan los palacios modernos del consumismo que se planea, tan ponderados porque son "inversiones y modernismo que traen empleos para los mochitenses".

¿Cómo se salvarán? Ya el arquitecto Ignacio Gastélum sacó la castaña del fuego, soplándoles: tan sencillo como dejar dos casitas de esas, hacerles un paseíllo rodeado de césped, un monumento a Johnston, o a Polo, una placa alusiva a lo que fue y ya no será, y asunto resuelto. Al fin que la gran plaza modernista cabe muy bien en el resto del terreno despejado, y negocio concluido para (casi) todos.

FUENTE: NOROESTE

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