martes, enero 23, 2007

Las glorias de Polo
Por: Arturo Villaseñor Atwood

Desafortunadamente, muchas veces las obras municipales se realizan en interés de los afanes de glorificación de las administraciones, y cada nuevo presidente municipal entra en competencia con su antecesor para “hacer más obras”, pero no en función del beneficio general, sino de su gloria personal. Y confunden “desarrollo urbano” con “obra pública”.

Bajo ese esquema, Polo se metió a urbanista. Sus primeras declaraciones fueron para designar al director de Implan, todavía no se daba cuenta que primero tiene que lanzarse una convocatoria para buscar al director, lo que a la fecha no ha hecho; después se le ocurrió que había que hacer una Calzada Histórica por la Avenida Obregón, rescatar el antiguo Centro Social convirtiéndolo en teatro para rematar con la modificación de los mercados, proponiendo demoler el antiguo edificio del Juárez para construir un edificio de tres pisos, con estacionamiento en la azotea que se comunicaría con el Mercado Municipal a través de un puente elevado; seguidamente anularon el acuerdo del anterior Cabildo con relación al Km 23+700, para que el área verde pudieran cambiarla a área comercial, permitiendo que se vendiera para construir una gasolinera; además dejó que se perdiera el amparo sobre unos terrenos destinados a áreas verdes, para que dichos terrenos quedaran a favor de los invasores que han hecho de ese sistema su modus operandi, perdiendo los vecinos la zona que serviría para su recreación y quedando los lotes en propiedad de los invasores y sin pagar la parte de pavimento que les corresponde del Bulevar Centenario.

Ahora su administración apoya que la prolongación sur de la Calle Gabriel Leyva se trunque y buscan que se autorice el uso del suelo para un fraccionamiento de lujo y mientras rastreaban la forma contra viento y marea, de resolver a favor del empresario filántropo, dejaron pasar el tiempo y ya tarde se dieron cuenta de la destrucción de las casas de la Colonia Americana.

Y lo dijo José Casillas, “¿Por qué hasta ahora protestan?”, dado que no previeron esta contingencia a pesar de las muchas advertencias. Y desafortunadamente en el Cabildo ahomense no hay quien conozca de leyes, pues se habrían dado cuenta que la Constitución, la Ley General de Asentamientos Humanos y la Ley de Desarrollo Urbano de Sinaloa, los apoya en cuanto al uso y destino de la propiedad privada en razón del interés público, que les sirve para la defensa de las ahora arrasadas casas de la Colonia Americana de la voracidad empresarial.

Pero las calamidades urbanas aun no han terminado. Se gesta otra agresión, el cierre de la calle Zaragoza para instalar construcciones en medio de la calle y acomodar a los vendedores ambulantes que amenazaron irse a otro partido.

O sea que el chantaje es la fuente de la brillante idea para darle al traste a la calle Zaragoza, aumentando los problemas que tiene por el centro de abastos y el desorden provocado por los autobuses urbanos, al que no se le busca solución. Parece que los elefantes blancos, de relumbrón, para tener que decir en los informes, es lo que define nuestro desarrollo urbano. Y seguimos. Desde hace tiempo existe una buena solución, propuesta por arquitectos urbanistas del Tecnológico de Los Mochis, para convertir el Dren pluvial Mochis, paralelo a Obregón en el tramo Rosales-Canuto Ibarra, entubado y pavimentado, en un eje vial que ayudaría a resolver el congestionamiento provocado por el tráfico del centro comercial y los habitantes del sector poniente.

Pero hay otra “sagaz” solución propuesta por el ayuntamiento, consistente en que, para financiar las obras, el recurso genial es vender las “demasías” a los colindantes. Y quizá eso resolvería el problema financiero, pero acabaría para siempre con la única posibilidad de solución al congestionamiento vehicular que cada día se agrava más. Polo reconoce que no es urbanista, nomás eso faltaba, pero ¡cómo está dañando a nuestro desarrollo! incluso más allá de su período administrativo.

Ya se le dijo, que no piense en cómo terminar su último año en la presidencia, sino reflexione sobre la herencia que dejará y se reflejará en 5 o 10 años más. ¿Qué se vislumbra detrás de todo esto?, Un desorden urbano, incalculable en cuanto a sus alcances y consecuencias en el avance de nuestro municipio y ciudad. Producto de la ignorancia absoluta o complicidad de los servidores públicos para ocultar los fines de empresarios voraces y agiotistas urbanos, que encubren sus intenciones con el manto de obras de beneficio social.
Di lo que sientes, haz lo que piensas.

FUENTE: LA GACETA

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