miércoles, diciembre 26, 2007

PARA PENSAR ESTE FIN DE AÑO

A conciencia 4
Por Gilberto Vega Zayas

Col Americana. Primer aniversario de la lucha contra su destrucción
Del 30 al 30

"La necesidad de los seres humanos por establecer, mantener y respetar acuerdos, como mecanismo de sobrevivencia, revela que se trata de un componente de nuestra naturaleza que nos distingue de las otras especies."
Secretaría de Educación Pública, en el Prólogo a la edición de “El señor de las moscas”, de William Golding.

A un año de que los brazos metálicos de los buldozers del Ingenio Azucarero dieran los primeros golpes demoledores a la cuna de la ciudad de Los Mochis, que ha quedado reducido a tres casas, y la antigua Varsovia, las menos valiosas en términos arquitectónicos, dijera el arquitecto Jesús Najar, muchas y variadas son las enseñazas que nos dejó este movimiento ciudadano en defensa de su historia.

Por lo visto la ciudadanía apostó todo al poder de su firma sin que ésta haya sido convalidada con la presencia física que el Frente Ciudadano del que formamos parte no pudimos atraer, a pesar de los esfuerzos de ese puño de “locos soñadores”. Nos echamos a cuestas una responsabilidad que resultó pesada, dado el apoyo casi nulo de la población, quizá porque no está acostumbrada a sostener un movimiento de esta índole o de cualquier otra. A pesar de ello, fuimos congruentes con nuestra postura de inicio, que fue la de tratar de conservar todo el predio que se estaba destruyendo y que ahora finalmente alcanzaron su objetivo los dueños con el apoyo del cabildo. Sí, es propiedad privada, y sus propietarios tienen todo el derecho de buscar hacer con ella lo que quieran, pero a la ciudadanía también le asiste su derecho a conservar sus símbolos históricos y culturales, su patrimonio cultural.

Topamos también contra un muro, al estar luchando en contra de la simbiosis de poderosos intereses económicos y políticos en el municipio, en el estado y en el país. ¿Qué grupo va a comprar ese predio “ya limpio” y a qué candidato apoyó en las elecciones federales para la presidencia de la república? Demasiado y elocuente puede resultar el discurso oficial, pese a políticos mentirosos, de doble discurso, como para que no tengamos una pequeña flama de esperanza de que las cosas vayan a cambiar con la participación comprometida de los ciudadanos agrupados de tal forma que puedan expresar y hacer valer su voz y descontento de manera pacífica y dentro de los marcos legales, cuando se está atentando en contra de la misma ciudadanía y también de las propias instituciones. Todo apunta hacia la necesidad de una mayor participación de la ciudadanía en las decisiones de gobierno. Sin embargo, está visto que si no hay unión, no hay fuerza.

Aun con todo el derecho que le asiste a la propiedad privada, la representación de las más de 25 mil firmas a través del Frente Ciudadano en Defensa del Patrimonio Histórico Cultural y Ecológico de Ahome siempre se cimentó en el derecho a la ciudadanía por defender sus símbolos culturales e históricos y se mantuvo unificado a pesar de los intentos de dividirlo a través de la infiltración y la cooptación.

Es obvio también que a falta de una mayor experiencia política, pues el movimiento inevitablemente se politizó, el pez más chico resultó ser este Frente Ciudadano y fatalmente se concretó el 12 de diciembre pasado el objetivo inicial de los grupos de poder político y económico en el estado: La destrucción de las casas de la Colonia Americana, Centro Histórico de la ciudad de Los Mochis que los ciudadanos no hemos sabido defender.

Tres fueron, a mi manera de analizar esta situación, los momentos históricos fundamentales que vivió este movimiento a lo largo de un año. Uno: la defensa condicionada y por lo tanto limitada del cabildo mismo y del presidente municipal, y su llamado a los grupos culturales y ciudadanos para la salvaguarda del patrimonio histórico de los ahomenses a principio de las demoliciones. Dos: el deslinde de personajes y líderes importantes y representantes de grupos ciudadanos que primeramente se desgarraron las vestiduras y que en el camino su voz ya no se escuchó o que de alguna u otra forma fueron cooptados, al igual que la separación del movimiento de grupos u organismos relacionados con la historia, quedando la responsabilidad de la defensa únicamente en ese puñado de hombres y mujeres integrantes del Frente Ciudadano. Y tres: la incapacidad del mismo Frente de despertar la conciencia ciudadana sobre el valor que tiene el patrimonio cultural e histórico de una ciudad y las fallas en la comunicación a otras latitudes.

También fue fundamental en este movimiento las voces y plumas que a través de algunos periódicos se alzaron condenando la destrucción, pese a los intereses comerciales de los mismos medios para los que laboran; la ética y el profesionalismo se vio en algunos comunicadores. Eso está registrado para la historia.

El hilo conductor en este conflicto fueron los acuerdos de cabildo, los decretos que ya existían para proteger y conservar la Colonia Americana y los que aprobó el cabildo ahomense que termina, que durante el año fue allanando el camino para la demolición de las casas, lo que los convierte en co-responsables de la destrucción.

Pero no creemos que toda nuestra defensa haya sido en vano. En entrevista en radio hemos mencionado que conociendo la “tendencia negociadora” de este ayuntamiento, otros tres años más y hubieran seguido “negociando” con los propietarios del ingenio azucarero lo que ya habían negociado sin llegar a concretarse, por otras demoliciones. La denuncia pública basada en los mismos acuerdos de cabildo que hizo el Frente Ciudadano ayudó a que finalmente se concretara la ya conocida donación de 8 mil 200 metros cuadrados para la ciudad.

Buscando cómo hacer valer esas casi 30 mil firmas ciudadanas, encontramos que en el nuestro, a diferencia de otros estados, la Ley de Participación Ciudadana está en el “frigorífico”, Ley en la que se hubieran sustentado los registros que se poseen de las firmas ciudadanas en el movimiento por conservar la Colonia Americana de Los Mochis. Tampoco se ha dispuesto al Congreso el cacareado anteproyecto de Ley de Cultura del Estado, que contempla también la conservación del patrimonio cultural.

Es indudable que la destrucción obedece a un plan bien definido, por ello las autoridades callaron cuando el INBA responde que está dispuesto a actuar en consecuencia, a la petición del ayuntamiento de Ahome de solicitar declaratoria de esa Institución como Patrimonio Artístico a las casas demolidas y las donadas, y tampoco demolieron éstas últimas. También siempre se pronunció el presidente municipal Policarpo Infante en el sentido de que “irse a la expropiación, hubiera sido un proceso demasiado largo y costoso”, pese a lo tipificado en la Ley de Expropiación que establece 10 años para pagar la indemnización a los afectados con ella. Sólo que las autoridades quisieron armar un teatro para canalizar el descontento ciudadano que cada vez era mayor, y los comediantes se fueron retirando uno a uno, cuando se dieron cuenta que los verdaderos defensores se quedarían hasta el final del último acto. Cuando se enteraron que el Frente Ciudadano “no estaba actuando” dentro de esa comedia.

El papel del Frente se cumplió con honestidad y a cabalidad. Siempre mantuvimos la congruencia y una leve esperanza de que las casas se conservaran. Sin embargo, creo que la ciudadanía también ha ganado algo en todo este proceso a lo largo de un año. Al menos los ciudadanos están más informados por el valor de la denuncia y por periodistas que en momentos cruciales no han antepuesto su profesionalismo y ética al servicio del poder político y económico. Habremos de sacar de esta gran experiencia ciudadana una gran enseñanza. Una de ellas es que la palabra político es casi sinónimo de las palabras mentira, doble discurso, doble cara, oportunista. Otra es que las autoridades tienen todos los medios, o casi todos, para poder “limpiar su imagen”. Y otra, que hasta hoy, tal y como lo dijo un abogado a principios del movimiento, “aquí no hay más ley que la del dinero”.

Hay mucha tinta por correr y muchas páginas por escribir en torno a este tema, pero el espacio sólo nos permite un breve análisis.

Para concluir, y a propósito de los acuerdos no publicados del cabildo que fenece, de los reglamentos no aplicados, de los decretos publicados y violentados, y de los que publicaron para allanar la destrucción de la Colonia Americana, transcribo también las líneas siguientes al epígrafe de este artículo, del mencionado prólogo de la edición de la SEP a “El señor de las moscas”: “Estos acuerdos, según los cuales la complejidad de cada colectividad se expresa en reglas, normas jurídicas, principios y valores morales son los que nos convierten en personas”.

Pero, si no se respetan… ¿nos distingue de las otras especies? ¿Usted qué opina?

FUENTE: Frente de Defensa

1 comentario:

Anónimo dijo...

que mal esta eso que hayan tirado las casas y mas con ayuda de los mismos politicos, ya ni la chingan