sábado, diciembre 22, 2007

SE VA SIN JUICIO.

Portalito

El juicio a Santa Anna

José Refugio Haro

En la historia de México, gobernantes hay que han tenido oportunidad de ser héroes por vía del sacrificio, o villanos por la opción de entregar lo ajeno y entregarse ellos mismos como vulgar mercancía o frívola mujer.

Antonio López de Santa Anna tuvo en sus manos morir como un valiente o llorar como un marica. Salvó la vida o la libertad entregando finalmente casi la mitad del territorio mexicano a los norteamericanos triunfadores sobre él y sus torpezas militares. En su paso por la presidencia del país otorgó también la mutilación del territorio nacional con la venta de La Mesilla a los mismos gringos. Hasta hace poco todavía era “el mejor vendedor del mundo”, sin que fuera preciso ni posible leer a Og Mandino.

Otros muy buenos vendedores de lo que no era suyo (quizá para orgullo nuestro) son el presidente de Ahome actual y el grupito de pusilánimes que lo acompañó como integrantes del Cabildo.

Ya se sabe que la desvergûenza de los mencionados en último término sigue a todo lo que da, publicitando su “triunfo” de entrega para su demolición de toda la histórica colonia Americana a cambio de una cuota, perdón, donación de una limosna cercana a los 8 mil metros, y de otras comisiones imprecisables de beneficio personal de cada uno de ellos, (alguno de los mismos habló de 50 mil a 100 mil pesos, dependiendo de la “importancia” del regidor).

Hace unos días, Polo Santa Anna llamó a la prensa a una reunión de rabadanes para proseguir su campaña fanfarrona –quizá de autodefensa- de magnificar los “logros” de su gobierno, que a decir de quienes saben de dónde viene el presupuesto utilizado para drenajes y obras de agua potable, no merecen aquel calificativo. Las cuentas alegres de este moderno santa anna incluyeron la suma del costo de la obra de remodelación del edificio que fue del Centro Social Leonístico, con lo que él considera vale el diezmo cedido por la empresa azucarera a cambio de que le pusieran la alfombra para comercializar los terrenos que ocupaba la emblemática colonia Americana y cerrar una página más de ignominia contra los ahomenses.

“Son bienes por 70 millones de pesos que se han entregado al municipio”, dijo, y los ediles enredilados se acabaron las manos aplaudiendo (¡Qué clase de regidores tienen! ahomenses), celebrando la destrucción de la historia del municipio que les otorgó la inmerecida representación como gobierno. Indignidad + cinismo = a gentuza.

Con este panorama terminamos un trienio de desaliento para los ciudadanos que se esforzaron y arriesgaron hace poco más de tres añós en impedir la llegada de un precandidato mal recomendado, dando el apoyo a un muchacho “sano”, “buena gente”, “honrado”, que parpadeaba mucho en la proyección de una inocencia muy lejos de la realidad. De un hijo de modestos panaderos, casi casi como el humilde carpintero que transformó el mundo.

Polo Santa Anna sólo habló de los míticos 70 millones que ahora posee el municipio, no de las probables comisiones que pudieran superar el capital declarado. Pero la tarea de investigarlas deberá ser de otras instancias, quizá los diputados y el gobernador, si en éstos todavía cupiera la voluntad de escuchar el latir popular, la ira todavía silenciosa, pero latente; del juicio de la historia, que es implacable aunque a veces tardado.

Están riendo, pero pueden no ser los últimos en reír.

FUENTE: NOROESTE

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