miércoles, enero 30, 2008

ESTA GENTE HA DESTRUIDO MOCHIS, Y LO PEOR DE TODO, USTED LOS CONOCE DE "TOOODA LA VIDA"


Portalito

Una calle más al morral, qué más da

José Refugio Haro

Cuando se buscan insectos reptiles o reptantes, cada piedra levantada del suelo revela a muchos de ellos escondidos de la vista normal. En los negocios chuecos también es cuestión de abrir expedientes para descubrir a implicados, socios y cómplices en esos negocios, y también conocer las redes que los comunican.

Aquí bastó que la gran “fuente de empleos” (así la llamó el anterior director de Promoción Económica del municipio) llamada “Caliente” fuera rebasada por su propia voracidad y procediera a invadir una calle para usarla como estacionamiento, para que al aire salieran varias verdades hirientes como es la de saber que el terreno que ocupa la poco edificante empresa pertenece, entre otros tres copropietarios, al novel diputado Mario Zamora Gastélum.

Son dos asuntos de interés para todos los que en esta ocasión deben comentarse. Uno es, como ya se dijo, la soberbia (cree que todo lo puede) del casino “Caliente” al apropiarse de facto de una parte de la calle aledaña al monumento a la Madre, casi, casi con la seguridad de que las autoridades se lo dejarán pasar, porque así están acostumbrados ellos a ser tratados por los gobiernos de Ahome.

El otro es la particularidad de que el diputado, jovencito él, es codueño del terreno de marras y, aunque él “sólo lo ha rentado al “Caliente”, seguramente esa ilegal adición de terreno consistente en la referida calle, más tarde, cuando venza el contrato de arrendamiento, pasará a aumentar su incipiente capital de mocetón.

Cuando repentinamente “Marito” Zamora apareció como precandidato a la diputación local por parte del PRI, mucha gente cuestionó sobre los méritos del mozo para aspirar a tan alto cargo y lo único relevante que se vino a la mente fueron su nombre y apellidos, recordando al candidato priista perdedor de las elecciones para alcalde en 1995, pero que después de tal tropiezo pudo recomponer el paso y mantenerse largo tiempo en la administración de ventas y distribución de la cerveza que se consume en el estado.

Luego también repercutió el apellido Zamora, remitido de entre la gente de razón que había en el personal de la Compañía Azucarera de Los Mochis, que, como se sabe, después de servir bien y con asiduidad a la empresa, más tarde se posesionaron y se apuntaron muchos de los terrenos que el gobierno le concesionó para su funcionamiento fabril en el origen y primeros años de la vida de esta ciudad. Por eso se vio hasta cierto punto como natural que el cachorro del administrador del encargado del vicio en Sinaloa durante al menos un sexenio fuera dueño de tan importante solar (está valuado nada menos que en poco más de 7 millones de pesos, según escritura con inscripción 104 del libro 709, Ceprofis 1503, del 01/06/05, delk Registro de la Propiedad Comercial, a cargo entonces de la licenciada Videncia Aguilar Luna), y de ninguna manera puede decirse que sea el único ahorrito del cachorro de la estirpe azucarera de Los Mochis.

Claro, en el caso del terreno en que está el edificio del Caliente, “Marito” solamente es dueño de la cuarta parte del valor del terreno, o sea 1 millón 750 mil, que a su tierna edad no deja de ser una suma considerable. Las otras tres partes son de su hermana Rafaela Zamora Gastélum, su pariente Héctor Manuel Contreras Zamora y un chilito de todos los moles en cuestión de negocios en los últimos años, Nemesio Artola Cárdenas, quienes arrendaron el terreno para que la edificante empresa de apuestas llegue a “beneficiar” la economía de la ciudad y de las doñas adictas al juego de esta ciudad.

Aquí el meollo del asunto es que sigue predominando esa amenaza de los “tomatodo” mochitenses, que parecen no tener freno alguno, apropiándose de terrenos descuidados y cercanas calles; destruyendo los edificios históricos para elevar casas de cristal y otros materiales modernos y modernistas que son la delicia de chicos y grandes; construyendo gasolineras sobre canales. Todo con la complacencia, complicidad y sociedad de algunas autoridades municipales y, por qué no decirlo, estatales.

FUENTE: NOROESTE

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