miércoles, agosto 22, 2007

UNA CIUDAD QUE NO HA QUERIDO DESPERTAR


Portalito

Los hipócritas prohombres.

José Refugio Haro

Ya hemos dicho que la credibilidad de los políticos, sobre todo de los partidos que actualmente son gobierno, está por los suelos. Siguen viendo a los ciudadanos como mongolitos al realizar sus burdas maniobras como si fueran piezas de inteligencia, porque en eso sí que son transparentes: se les ve la trampa y mentiras desde lejos.

Los de este desgobierno municipal acaban de salir con que las casas de la colonia Americana están embargadas. El regidor llamado El Chato, que al parecer no lo es sólo de la nariz sino del caletre y de oficio político, lo afirmó: todo mundo sabía ya que la colonia Americana estaba embargada, contestó a alguien de la prensa que lo increpaba por la actitud taimada que había demostrado el gobierno a lo largo de estos casi 8 meses, luego de que para evitarse futuras confrontaciones con la ciudadanía responsable de Los Mochis les metieron bulldozer a las casas en el amanecer del día primero de enero.

El chato, que se ha convertido en un triste agente del gobierno municipal en la serie de machincuepas registradas en estos 2 años y 7 meses de decepcionante gobierno, volvió a salir al paso de los cuestionamientos sobre la nueva estrategia protectora de la Compañía Azucarera, que parece haber pagado muy bien las complicidades.

Se dice que en la entrega de una residencia en Guadalajara, regalo también de la Aga, S. A., propietaria de los bienes que fueron de la Compañía Azucarera de Los Mochis, se hizo bajo la supervisión del regidor de marras, que en este gobierno ha sido héroe de mil batallas en la defensa contra los señalamientos de corrupción y negligencias del actual gobierno. Ojalá que al finalizar el presente año su partido le pague muy bien la quemada que se está dando el referido edil, si es que todavía le queda parte incinerable.

Para los grandes negociantes del actual trienio el tiempo es oro, y está corriendo como el viento mientras el asunto de la colonia Azucarera parece una brasa sin extinguir, todo debido a un heroico puñado de ciudadanos relacionados con las actividades intelectuales que han hecho la labor del perrito faldero en las grandes residencias: ladrar mucho para que los perros grandes se despierten y entren en acción. Lástima que en Los Mochis los perros grandes siguen dormidos, o se hacen los dormidos para no comprometerse.

Todos aquellos considerados prohombres de la sociedad mochitense han presenciado cómo los avorazados hacen negocios hasta con los vestigios emblemáticos de la historia citadina, cuando no ellos mismos se han aprovechado, sentados sobre una hipocresía vergonzante de amorosos defensores de nuestra identidad, cuando cualquiera sabe que solamente se identifican con el olor y el sabor del dinero.

Por lo pronto, ya construidas sus negociaciones de franquicias extranjeras, lucen como testigos de la destrucción, viendo también cómo los desnaturalizados gobernantes echan las últimas ganancias a la valija mientras el tren los espera para llevarlos a donde deben ir: lejos de esta tierra.

FUENTE: NOROESTE

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