viernes, abril 25, 2008

LOS QUE HEREDARON LA CIUDAD

Portalito
Los nuevos empresarios mochitenses
José Refugio Haro

Como muchas regiones ricas en recursos naturales, pero vírgenes en algún momento, el municipio de Ahome y su cabecera Los Mochis han sido desde hace poco más de cien años una oferta atractiva para su gente y los foráneos que tuvieron la suerte de detectarla.
Vale la regla de que ganen los que arriesgan y se la juegan en un lugar que promete, pero que en el momento de apostar no hay nada hecho.

Los Mochis tiene un grupo de empresarios y gente acomodada económicamente que como sea es respetada y reconocida. Muchos de ellos han llegado a la presidencia municipal alternando sus fuentes originales de trabajo e ingresos productivos, pero la mayoría ha procurado siempre estar cerca del poder y sus influencias para pescar a la primera las oportunidades.

Si se echa un vistazo al siglo pasado en el pequeño laboratorio de experimentación para la búsqueda de fortuna que fue Los Mochis, vemos que esos notables formaron parte activa de la efervescencia vital de aquella sociedad en formación y de aquella ciudad pintoresca y cálida del siglo 20.

No se puede negar que aunque algunos aprovecharon de más los filones de riqueza expuestos, la gran mayoría ha sido gente admirable por su pundonor y por un de cualquier forma humilde apego a su pueblo.

Pero las familias se hicieron viejas, Los viejos pioneros de la economía murieron o vegetan actualmente entre los tétricos pasillos hospitalarios y los apacibles jardines de sus residencias, cuando no son solitarios protagonistas de plazuelas y parques donde desfogan recuerdos y cargos de conciencia tirando migajas a los pajarillos.

Dejaron herencias y timones de los barcos a sus hijos y nietos, sobre todo los últimos, que ahora empujan como los nuevos prohombres de la sociedad mochitense, creando empresas, especulando con predios de tintes históricos prohibitivos, apoyando a políticos en sus campañas y cobrando dinero envenenado de los mismos cuando éstos lograron el cargo político que buscaban y ya tienen presupuesto salvador de deudas y compromisos.

Son jóvenes audaces, sin escrúpulos, a veces insolentes, capaces de vender a su propia madre para triunfar. Dicen que adoran a su ciudad, pero si tienen oportunidad, destruyen joyas arqueológicas o símbolos de valor para el espíritu mochitense si a cambio obtienen cuantiosas ganancias y ascienden en la escala del prestigio social y en el edificio del poder económico y político.
Son los nuevos hombres de negocios mochitenses verdaderos huracanes que ganan cuando construyen, y cuando destruyen, también.

FUENTE: NOROESTE

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